viernes, 19 de febrero de 2021

Me escama no haber tenido noticias esta mañana de la gente del Euromillón. Eran 202 millones. Demasiados para quedarme conforme sin ellos. Puede ser que la chica se haya quedado sin confeti y espumillón y esté esperando la reposición para celebrar como toca. Presentarse por correo con las manos vacías para decirme que soy el nuevo dueño de los 202 kilos es una incongruencia en toda regla si me arma la de dios con el confeti cuando me toca un euro. Debe estar que se le llevan los demonios, y bien arrepentida de despilfarrar en ocasiones que lo merecían menos.

También puede ser que no me haya tocado y ahora le esté echando 202 kilos de confeti a otro mientras yo espero. Pero esto es más improbable, llevo ya tantos años de pobre que seguro saben que me va tocando. Me va tocando. Y no van a cometer la imperdonable impertinencia de venirme a buscar con 30 millones nada más. Ellos y yo sabíamos que mi momento es ahora. El de los 200 kilos. Ya tengo la edad, necesidad la hubo siempre.

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