Esta es la historia de siempre con la particularidad de que las tenistas se ofenden. Les molesta que un jugador diga que deben jugar los 5 sets de un Grand Slam como ellos ya que se reparten los mismos premios. Tienen razón, eso no puede ser, pues luego habría que pedirles la misma fuerza, la misma intensidad y el mismo tenis, y eso no puede ser. Cierto que el tenis femenino es infinitamente menos interesante que el masculino (antes, ahora y siempre), y cierto que tienen una fracción de la atención que el público dedica al circuito masculino, pero los premios deben ser los mismos por una cuestión de paridad, de igualdad entre hombres y mujeres (aunque no seamos iguales, ni seamos lo mismo). Ni tampoco el espectáculo sea el mismo, como no es lo mismo un partido de fútbol femenino que un partido masculino, ni un combate de boxeo femenino que uno masculino, pero será cosa de pagar a la mejor como a Messi y a la mejor lo mismo que cobre Canelo por su próximo combate. Y no lo discutas sino quieres parecer un retrógrado machista, de los que quedan pocos, afortunadamente. Que la razón es clara, por lo mismo que hay que poner tantas ministras como ministros, cosa de ley, de actualidad, porque es lo que toca, como desagravio, por el Me Too, por la igualdad que ya estamos en el siglo 21. Y conste que yo en el tenis aún con todo esto en la mente les pagaría más a ellos, y ministras pondría no menos del 90% si son más listas que nosotros (que así lo creo). Pero no por ser mujeres sino por personas de una mejor valía personal (intelectual). No tanto por el sexo sino por sus capacidades.
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