Me dice Sestea que cuando sale de fiesta, algunos tipos la abordan para hablar con ella. Yo le digo que tal vez sea que quieran confirmar que es una persona y no una figurita de Roscón de Reyes o una sopresa de huevo Kinder.
Me cuenta que le dicen mucho que se parece a Penélope Cruz, a una Penélope de bolsillo apunto yo. Le piden el teléfono, le dicen: "¿Te vas a ir sin dármelo? Puede que nunca vuelva a verte."
Y ella les responde que sí, y marcha sin dar su número a nadie.
Yo le digo entonces que si no me hubiera conocido y fuera yo el que se lo pidiera, correría ella a escribirlo con sangre si hiciera falta. Ella ríe. Sabe que no soy de los que piden teléfonos. Y a mí me queda la pena de quererselo pedir, por ser ella, y no poderlo hacer,
por ser ella.
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