Conste que no estoy muy encima el tema. Conste por tanto que tal vez un día nos sorprenda volviendo al fútbol para seguir siendo tan bueno como ha sido. Pero la gravedad de la lesión y su edad me hace pensar que no va a ser así. Hablo de Valerón, ese jugador sin fuerza en el cuerpo, que parece una hoja de árbol, y capaz de inventar el mejor fútbol posible.
Porque ocurre que nos pasamos la vida mirándonos el ombligo. Buscando entre los medallistas de lo que sea a los que son de nuestra bandera. Así hemos podido ver recientemente a Gema Mengual ponerse hasta arriba de medallas, y hemos creído que todas eran de oro, pero no. ¿Acaso quedó desierto el oro? No, lo ganaron otras, las rusas por ejemplo, pero nadie de los que se alojan en este país tecnicolor pudo ver sus coreografía, porque las teles no las dieron, nos recreamos en nuestra actuación que sin ser mala, no fue la mejor de todas. Y en el ideario popular quedará que Gema Mengual es junto con sus acólitas compañeras, desconocidas todas para el gran público, la mejor del mundo en el agua.
Por eso querría romper una lanza desde aquí en favor de Juan Carlos Valerón, que es un canario de plumas amarillas, cantor y liberado por el fútbol, porque fue uno de los mejores medios que pudimos encontrar en la verde pradera. Tan bueno como el mejor Zidane, que queda tan lejos.
A Valerón le ocurrió lo contrario. Recibió menos aplausos que los que su fútbol merecía. Y lo hizo todo en silencio, arrimado de mucho en mucho a un micrófono para desvelar su condición de dibujo animado con una voz aguda como de flauta.
Al Valerón futbolista, que se ha acabado, no le faltaba nada. Quizá haberse llamado "Vandenjongenban" para tenerlo todo.
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