La cresta de los gallos sin gallinero.
Vamonos p´al sur - Joaquín Sabina
Lamentablemente mi vida tiene más o menos la misma emoción que la de un teleñeco de función mensual, a lo sumo. Hago siempre las mismas cosas más o menos a la misma hora, con precisión de reloj suizo, lo que llama la atención en alguien que no tiene ni quiere reloj. Y para más inri, descubro ahora que sigo sin el vaso de plástico que sirve para echar detergente en la lavadora, con lo que continuo usando el tapón del suavizante naranja, porque no es un tapón de uso exclusivo. Lo malo es que ese tapón no es lo que tendría que usar, pero por más que he buscado el vaso, este no aparece. Está MISSING que diría George W. Y lo curioso es que hace poco recuerdo haber llegado a atesorar dos distintos. Podía escoger y lo hacía sin dedicarle mucho tiempo. Sin embargo las últimas veces he metido las manos en la caja del detergente y he cavado un hoyo, llenando en la tarea el hueco de las uñas del maldito polvo, pero no he logrado nada más, del vaso sigo sin noticias. Es lo malo de recibir visitas, que te pierden el vaso, voluntaria o involuntariamente.
He estado tomando un café en una cafetería cercana, como suelo hacer los sábados desocupados. Y he estado leyendo la prensa para enterarme del enésimo desencuentro con nuestros vecinos marroquíes, a los que les ha sentado la visita real, a las ciudades de Ceuta y Melilla, como una patada directa a los cataplines. Bastante mal les sentó que las visitara en su día el presidente Zapatero, pero no estaban preparados para recibir ahora lo que entienden como un error lamentable y una provocación intolerable, pues para ellos esas dos ciudades siguen siendo dos ciudades ocupadas por los españoles, y por tanto sustraídas a Marruecos. Y el problema probablemente no sea la visita en si misma, sino todo lo que la rodea, titulares de los periódicos incluidos.
Como estas cosas no se improvisan, uno se pregunta qué necesidad había de enviar al Rey a estos menesteres. Porque es seguro que no es capricho suyo. Al hombre le vale estar en cualquier lado a cuerpo de rey, a ser posible en un sitio donde se le critique lo justo y se le quemen cuantas menos fotos mejor. Es cierto que por lo visto en pocos sitios se siente más España que allí mismo, que por lo que he leído no habrá palmo sin bandera, pero la verdad es que con lo bien que andábamos ahora con los marroquíes, que éramos dos amigos caminando juntos de la mano, prácticamente. Y nuestra voluntad de reverdecer rencores ha enojado sobremanera al soberano de Marruecos, que tiene la pinta de ser un bicho, por más que se friegue la espalda con estropajos de fibra de oro. Así que lo primero ha sido llamar a consultas a su embajador en España, que es paso previo a la ruptura de relaciones.
Y ve tú a saber si no nos ocupan otra isla desierta en represalia. Nos ponen una tienda de campaña y la bandera, con la pereza que dará luego andar quitando los clavos y exhortándolos a salir huyendo, con nuestros boinas verdes entrenados en la toma de parajes desérticos y/o agrestes. Lo malo es que ahora no tenemos detrás al caudillo mundial, dispuesto a respaldar nuestras posturas y reproches. Ahora nos hemos quedado solos y solos somos poca cosa por más que los marroquíes tampoco parezcan una potencia mundial.
Por no tener ya no tenemos ni siquera a Federico Trillo que contaba con su gracejo natural aquello de "al alba y con viento de levante". Que tío, no se puede ser más fantoche, ni más tonto.
Pero llegó a ministro de defensa, nada menos.
Yo no tuve ninguna culpa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario