Hablando de guapos pocos lo han sido más que Miguel Bosé, y su sobrina Bimba es un monumento en este vídeo. El gen Bosé.
Luego Bimba peleó contra el cáncer con todo, con la mejor actitud del mundo, para terminar rindiéndose a la evidencia de que a unos y a otros nos llega la hora, a unos antes y a otros después. Fue a marcarle el camino a su gran amigo David Delfín, trazando la ruta. Para poner las miguitas que los reunan.
Miguel se quedó aquí aunque es como si se hubiera ido. Quedó de cuerpo presente pero rompiendo con todo. Con su pareja de toda la vida, con la que está de tribunales por demostrar que los que se decían hermanos no lo son en realidad. Rompiendo hasta con la cordura que lo había acompañado toda la vida, pues Miguel era guapo, pero un guapo cabal, con cosas para decir. Cómo entender que se haga negacionista de lo evidente a su edad, si la evidencia no escapa salvo a los más tontos y él no lo es. Cómo entenderlo si su propia madre se muere del Covid que él mantiene que no existe. Cómo, si de tonto no tiene un pelo.
Salvo claro que ya no le tenga apego a la vida, al amor de la mitad que importa de los que llama sus hijos, que haya decidido una suerte de suicidio asistido por no tomar precaución alguna, un dejar hacer a la pandemia, que lo mate si es que existe. Que se vaya él también como se le marchó antes la voz.
Un morir quizá, sin nada que perder.
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