martes, 1 de diciembre de 2020

Conmigo vive una perrita que se llama Ona. Mi familia era una familia de no tener perro y ahora tenemos tres. Ona, Duna y Oli. 

Una vez me detuve a pensar en por qué queremos tanto a los perros. En por qué quiero tanto a Ona, y concluí que por una parte mi sentimiento venía por lo mucho que me acompaña. Tiene 5 años ya y llegó a nuestras vidas con 7 meses, la paseaba por la playa de aquel invierno temiendo que decidiera marcharse con cualquiera que nos encontráramos de cara. Por qué me sigue si nos acabamos de conocer? Podría dar la vuelta y seguir a ese otro simplemente por el recuerdo de un olor. Vino conmigo todavía cuando no había vínculo aún. Cuando apenas sabía cómo soy.

 Pero también me di cuenta de que esa no es la razón principal, es cierto que me acompaña a todas partes, que si pudiera hablar me diría lo de aquel anuncio, "contigo al fin del mundo", y de verdad lo hace, no sabe a dónde vamos pero ella viene andando a mi lado. No pregunta, simplemente me sigue a donde vaya.

 Pero verdad para quererla tanto nace de otra razón tiene que ver con lo buena que es, nunca en todo el tiempo de conocernos tuvo un mal día, nunca la vi enfadada. Al contrario que las personas es un ser bondadoso las 24 horas del día. Y es un ejemplo de constancia y afán. Yo siento una gran admiración.

 Cuánto mejor me hubiera ido en la vida si yo hubiera tenido una fracción de la pasión de Ona para recuperar la pelota o una piña. Es una atleta de élite con una vida sencilla. Que sonríe, corre y descansa.

No hay comentarios: