jueves, 24 de diciembre de 2020

Los demás no. Los demás esperan un discurso aterrador sobre la pandemia, inquietante sobre los manejos del emérito. O quizá sea al revés, esperan aterrarse con las cuentas y la vida del monarca, todavía lo es, e inquietarse con el Covid ahora que las vacunas están a punto.

No sé si dije, digo ahora en todo caso y sin ser un experto, lógicamente. La sucesión de un rey a otro parece que se produjo ante la pujanza de estos grupos populistas, para evitar que su pujanza y ganas de cambiar lo establecido dieran al traste con la monarquía que había que preservar a toda costa. Así que como dicen las abuelas, No quieres sopa? Ahí van dos tazas. Para tener uno, limpio y con todo el futuro por delante hicieron todo el tinglado de la abdicación. Pero contra la teoría no hubo un cambio de testigo, no pasó el foco de uno a otro. Se quedó alumbrando a ambos. Dos reyes, dos monarcas, dos altezas. Y nos desayunamos al día siguiente multiplicando por dos todo lo que teníamos. Para preservar un legado nos hicieron lo de los panes y los peces. Como los papas, que uno se arrepiente o fatiga? Pues a falta de uno, dos. 

No quieres rey? Ahí tienes dos.

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