miércoles, 30 de diciembre de 2020

Escribía Calderón de la Barca aquello de que la vida es sueño. Y quién más y quién menos nos hemos figurado que quizá la vida no sea un sueño, una pesadilla a ratos tal vez, pero seguro que sí puede ser que sea la trama del show de Truman. Yo no estoy tan loco como para haber creído tal cosa, pero lo he pensado a menudo. Yo soy el actor principal, lo había de ser por fuerza claro, y el resto, todos vosotros, los que os cruzáis alguna vez conmigo, a los que alumbra mi foco antes de tener que hacer por fuerza un mutis por el foro sois apenas personajes, absolutamente desocupados y sin nada que hacer hasta que la dirección, llámalo dios, llámalo energía, os convoca para que mi vida parezca tan llena, tan vacía en verdad, pero tan llena comparada con la de todos vosotros. Soy el protagonista indiscutido de esta película que se llama Mi vida. Es por ello que se me hace tan desconcertante que se haga tanto de rogar el Euromillón del que vengo hablando ya desde hace meses. Si no importo en el fondo nadie más que yo, Qué sentido tiene hacerme esperar para que tenga todo lo que quiera? Qué guión de pacotilla me tendría en situación de espera y anhelo constante sin poder darme todos los caprichos que me daría y que merezco además?

Si mi mundo soy yo. Yo lo podré todo. No querré dramas sino alegría. Cada día es un día menos. Un día menos para cumplir los sueños. Puede que ya no sean para este 2020 pandémico y confinado. Puede que sean para el año nuevo que pronto empieza. Si miro atrás, en lo estrictamente más cercano ni siquiera este año fue tan malo. Quizá no haya que pedir que se cumplan sueños grandilocuentes. Con papás mayores como tengo firmo otro año más con ellos a mi lado. Navegando por la catástrofe sin más noticia que la que nos cuenten los periódicos, pobre de loterías que celebrar por más que jugar sea perder el dinero, pero en el mismo mundo que siempre conocí, en el que está mi madre y en el que está mi padre. Que todavía me son tan necesarios.


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