lunes, 14 de diciembre de 2020

Los ladrones se garantizaban no ser interrumpidos por el dueño de la casa. A esa hora ya había muerto.

Hay un alma en cada cuerpo? Queda acompañando a los vivos después, muerto el cuerpo? Sea como fuere, haya alma o no la haya, lo que es seguro es que el alma tampoco iba a hacer acto de presencia para desparramar el vaso de los lápices o para escribir BUHHH en el vaho del espejo del baño. El alma, de existir, estaría sin duda acompañando los oficios fúnebres, intentando sin lograrlo consolar a los vivos, haciéndose a la idea todavía de tener que vagar por el mundo como un mudo espectador nada más. Ignorando que mientras decide si le gusta el nicho o si el ataúd podría ser más confortable, o acaso cerciorándose de que el fuego no era para tanto, tras pasar la vida teniéndole miedo, en su casa alguien revolvía sus cosas, abría y cerraba cajones, respetando eso sí las cosas que tienen memoria, las que podrían contar del muerto y su vida, y total para robar un centenar de euros. En las películas recibirían el tormento de las visitas a deshora de este muerto, de esta alma que está tan viva, pero en verdad es más probable que cuando en la noche suenen nudillos en la puerta sea la policía, que siguieron el rastro de los vivos con su ciencia de luces ultra violeta y con una partida de huellas encontradas, pelos despistados y fortuna que siempre ha de sonreír, por justicia, a los que son los buenos.

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