sábado, 5 de febrero de 2022

Ayer jugué al Euromillón. Por un lado porque me enteré de que el premio eran 130 millones para anoche, y por otro para empatar a Sestea que ayer hizo una apuesta con los 100€ que le dieron del sorteo de Navidad.

Me dijo que si le toca me dará un millón (tan solo) así que le dije que si me toca le daré un millón (solamente).

A estas horas y conociendo las costumbres de la mocita del confeti se me hace raro que no me haya visitado si salí ganador. Así que probablemente no lo sea. Todas mis esperanzas pues quedan pendientes de ese millón (tan solo) que Sestea quiera darme. Ella a estas alturas puede ser optimista todavía porque la sección del confeti no se moviliza para premiar a los que juegan en papel, han de darse cuenta por ellos mismos. Así que puede que sí soy yo quien le reviso el boleto, sea yo quien le lleve la alegría del gordo como hubiera hecho la del confeti para mí. Y puede que del jolgorio, la sorpresa y lo inesperado de la situación, por los servicios prestados como improvisado portador de tan buenas noticias, reciba un aguinaldo a parte pongamos que de 200.00 (tan solo) que en el fondo tampoco está mal.

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