Esta historia parece muy estrambótica pero si lo pienso bien reparo en que cuando yo me quité el bigote (y barba a juego) nadie me dijo nada. Yo di por hecho que todos, que Sestea se había dado cuenta, pero ahora no estoy seguro. Supongo que el atento lector si se enteró, le hice cumplida publicidad en este canal. Todo aquello de que me estaba poniendo en riesgo por lo mucho que aquel bigote frenaba el ascenso vías respiratorias arriba de este maldito coronavirus. Pero tampoco sé cierto si lo leyó alguien. Sé nada más que escribí.
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