Tengo que decir que de la fortuna de aquellos días no me queda nada. Bueno, Pablo, que es un tesoro. Pero de dinero nada, se fue como vino, peor aún porque se fue sin darme cuenta. En que gasté el premio la vez aquella en que no vino la moza del confeti y enviaron un email con la fría buena nueva de lo del premio que me había tocado. No lo puedo saber, supongo que en cualquier cosa, quizá en nueva lotería, lo que es seguro es el que de aquellos 4 euros ya no queda nada, seguro, nada de nada.
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