La invención de Morel - Adolfo Bioy Casares
No siempre que traigo alguna literatura aquí es para caer rendido a sus pies. A veces traigo lo que será literatura, que supongo que lo es, aunque a mí me parezca un montón de mierda. Lo de arriba por ejemplo y lo que sigue a continuación en ese mismo libro, que parece entero un despropósito, tan malo que solo me consuela el hecho de que vaya a ser corto y se convierta en una muesca donde alojar ese uno menos para leer. Y eso que éste en concreto parece que lo tenía entusiasmado a Borges, que será que es otro que no tiene ni idea. Ya habrá tiempo para que nos vayamos conociendo, y para que te ponga en el sitio justo que mereces.
Alguno dirá que dónde voy yo, que cual es mi bagaje, cual mi autoridad. Ninguna, y sin embargo igual te traigo un fragmento que me quita la respiración de Umbral como otro del mismo autor que juzgo malo de solemnidad. Y además mi criterio no entiende de vacas sagradas, que lo mismo te estoy contando de García Márquez, de alguno de sus cuentos de joven, que se me parecen mierda pura.
Es que no los entiendes, dirá alguno. Es verdad. No puede penalizar estas obras el suceso incontrovertible de que no las estés entendiendo. No es defecto de ellas sino tuyo.
Completamente cierto. Pero mierda pura.
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