Ni Sestea ni yo queremos que Pablo desarrolle la tocha que tengo en mi cara. Yo sé que es herencia de mi papá, aunque hubiera preferido un Ferrari, Pablo de mayor también preferiría un deportivo, el que sea, a tener mi nariz.
Ahora voy de guapo porque la pandemia me tapa la cara (la nariz principalmente) pero de cuando en cuando, en casa sobretodo sale de nuevo a la luz, como el jorobado de Notredame la tenía, mi cara tiene su propia joroba, mi nariz.
La mía no es nariz de tomarse a broma. Era lo que le faltaba a estas gafas de tienda de disfraces. Yo no digo nada, porque solo quiero cosas buenas para Pablo, y lo quiero mucho mejor que yo, que sea mejor que yo en todo, pero también es verdad que mi nariz no fue siempre como hoy, en algún momento comenzó a crecer.
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