domingo, 2 de enero de 2022

Acabé el 21 como he empezado el 22. Sin suerte. Muchos habrían apostado a que tras tanto tiempo buscando con esta fe mía, inquebrantable, ser rico, hacerme rico gracias a la lotería, con lo difícil que es, con lo que me está costando, que no me había de quedar tan lejos ya. Que era probable, muy probable en verdad que pudiera salirme el gordo en el primer sorteo del año, pues a nadie se le escapa que es tontería esperar más. Pero no, mi Primitiva estaba echada, como toca, y bien echada. Pero a esta hora la mocita del confeti no se ha dignado aparecer. Ya sé, que puede que siga con la resaca del 31, que es joven y voluntariosa, que de seguro tiene una vida social que tú cambiarías por la tuya, tan sosa como es, sin dudar. Pero nunca que hubo premio se presentó tan tarde. Puede que por ser el premio gordo la cosa lleve más tarea y fanfarria. Ya me parece escuchar a la banda de música remontar la calle. Yo hubiera preferido ser discreto.

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