Como hoy no se me ocurre nada sigamos con los recuerdos y los aniversarios. Hace 4 años y dos días que escribía algo corto y cierto, vigente todavía hoy: Ona es bonita sin querer.
Hoy añadiría que bonita sí es un rato, tiene pasión por la vida y es un ejemplo para mí, pero me hace vivir en un mundo de pelo cuando lo muda (en estos días), y eso que estoy dale que te pego con el cepillo. Me tiene el coche sucísimo y su pelo se me queda pegado cuando pasa, se empeña en pasar, bajo mis piernas. A Pablo le llena el chándal de pequeños pelos blancos.
No dije hace 4 años, aunque los más avispados no necesitaban que dijera, que la quiero. Lo digo ahora.
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