"De pronto, Tom notó que estaba lloviendo, que sobre los cristales de la ventana caían cortinas de lluvia gris, y tuvo la sensación de estar presenciando la última escena de su vida, una escena borrosa y fugaz en la que la figura de Marge, al otro lado de la espaciosa habitación, quedaba empequeñecida y mister Greenleaf, de pie y con el cuerpo inclinado hacia delante, hacía pensar en un anciano que anduviese con pasos vacilantes. Pero era por la cómoda habitación que estaba dejando atrás, y por la casa al otro lado del canal, invisible a causa de la lluvia, que tal vez nunca volvería a ver."
El talento de Mr. Ripley - Patricia Highsmith
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