Qué cómo llegó de nuevo a nuestras vidas? Pues navegando por YouTube en busca de Leo el camión, que siempre está construyendo cosas con la mente, apareció por ahí flotando, como basura espacial, una viñeta de los avioncitos panzones. Y Pablo, que tiene un radar para estas cosas lo localizo al instante y fue como el reencuentro de dos viejos amigos (conviene recordar que desapareció de nuestras vidas cuando Netflix decidió que ya había hecho bastante daño a la infancia de todo el mundo).
Así que no pudiéndome negar me vi dando al PLAY para tragar sin agua un par de capítulos enteros, que es una sobredosis si uno no viniera entrenado por las muchas horas de antaño.
No quiero dejar de mencionar la novedad de haber podido comprobar que a Jimbo le han repuesto al mando del cotarro que ahora es una especie de nave nodriza a la que se refieren como portaviones mundial o algo así. Sí recuerdan (escribí sobre ello) fue degradado, sin comerlo ni beberlo, en cuanto a los guionistas se les ocurrió invitar a su sobrina, una muñequita manga de cintura de avispa que debía cubrir nada más las vacaciones del orondo jefazo de viaje por todo el mundo. La sorpresa a su regreso debió ser mayúscula, pues Jimbo quedó relegado a agitar banderas en la pista, bien lejos del centro de mando y el brasero. Pues bien, esto que era una injusticia de abrir archivo de firmas en Change.org lo han subsanado en los nuevos capítulos. Jimbo vuelve a vocear al mando y han añadido al equipo un efebo que se dice ingeniero jefe (aunque no hay ninguno más) que hace mil peripecias para fabricar cada ocurrencia de los chavales. Yo auguro una relación romántica con Sky corrido el tiempo, pues el roce hace el cariño y ellos están codo con codo todo el tiempo y sin nadie más (a estos efectos Jimbo no cuenta).
En fin, de los Buyines siempre habrá algo que decir.
Ahora me temo que Pablo se acuerde a la tarde y reconozca que ayer encontramos un yacimiento de nuevos capítulos, aderezados por la publi de YouTube (que en este caso se agradece) y lo de ayer no sea un accidente nada más sino que hayan llegado de su mano para quedarse, para hacer vida con nosotros.
Yo tengo al Kindle sí, y un amor infinito por Pablo.
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